Uno de los que apoyaban al gran misionero inglés Guillermo Carey fue Andrés Fuller.
Mientras Fuller buscaba los fondos para apoyar a Carey, un hombre le dijo,“Bien, doctor Fuller, viendo que es usted, le doy cinco libras”.
Fuller le respondió con profunda seriedad, “Viéndote, yo no daría nada. Pero viendo al Señor Jesucristo, ¿cuánto le daría?”. El hombre entendió la diferencia y dijo, “Viendo al Señor Jesucristo, le daría cincuenta libras”.