La morada de Cristo se manifiesta por la presencia y el poder del Espíritu Santo. «En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu» (Jn. 4:13).
Una vida en la que Cristo mora. Y ahora es Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Ha devenido, por así decirlo, una nueva personalidad. Una nueva voluntad, un nuevo propósito, y un nuevo poder rigen y reinan ahora.
La cuestión de si los gentiles debían guardar la ley de Moisés había sido decidida en el concilio en Jerusalén. La decisión fue que los gentiles eran justificados por la fe sin las obras de la ley. ❯
Comentario bíblico del Libro de Galatas
En la cuestión de la SALVACIÓN. Las obras de la ley y de la carne han dado lugar a la fe en el Señor Jesucristo. El arenoso fundamento ha sido echada a un lado para asentarse en la Roca que no puede ceder. La propia justicia ha dejado paso a la justicia de Dios.
Estas tres, mas la mayor de ellas es la gracia. La ley nos muestra nuestra necesidad. La gracia revela la provisión de Dios para suplir esta necesidad. La fe es la aplicación personal de esta provisión para suplir esta necesidad
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