CAMINA HACIA DELANTE. Bosquejos Bíblicos para Predicar Deuteronomio 2:1-7
«Bastante habéis rodeado este monte» «Confiaré, no he de temer, Sea en la luz, o en la sombra; Al enemigo, fuerte y que se deje ver, O sutilmente agazapado; ¡Sí! Por tu gracia osado seré, Si con tu gracia me has de envolver.»
Como peregrinos y extranjeros en la tierra tenemos dos peligros a los que estamos siempre expuestos, el de quedarnos cómodamente aposentados en nuestra actual condición de comodidad, o el de introducirnos inquietos en nuevas esferas y circunstancias. Encomienda tu camino al Señor, y Él enderezará tus pasos. Considera:
I. La detención. «Bastante habéis rodeado este monte.» El monte que habían estado rodeando no era para ellos, «ni aun lo que cubre la planta de un pie» (v. 5). Había otras posesiones que les estaban esperando.
II. La orden. «Volveos al norte.» La buena tierra prometida se extendía al norte de ellos. Debían dirigir sus rostros hacia todo lo que les había sido dado libremente por Dios. Peregrino cristiano, recuerda al hombre con el rastrillo del estercolero en la alegoría de Bunyan. Cuídate de que no se paralice tu cerviz mirando solo a las cosas de la tierra y de los sentidos.
«Volveos al norte». Mira arriba y espera el cumplimiento de sus promesas, preciosas y sobremanera grandes, en tu experiencia diaria. En lugar de la basura de la tierra, espera la corona de gloria.
III. La advertencia. «Pasando vosotros por el territorio de vuestros hermanos los hijos de Esaú, no os metáis con ellos» (vv. 4, 5). Cuando Dios bendice a su pueblo, lo hace con justicia, incluso en presencia de los impíos. Tenemos un Dios justo y Salvador.
Y será así de manera manifiesta delante de todo el universo reunido. No fue el Señor, sino uno de los míseros consoladores de Job, el que declaró que «Ni aún los cielos son limpios delante de sus ojos».
IV. El recordatorio. Así como nosotros somos los recordadores de Dios, igual lo es Él el nuestro. En el versículo siete se les recuerda «Oh Israel… que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno» (vv. 1, 2). Esta es una evidencia muy clara de inspiración.
Los estatutos y juicios enseñados por Moisés eran las palabras autoritativas de Dios. Como lo observa Newberry, los «yo» de Moisés aquí son enfáticos en hebreo. Él habla en lugar de Dios. Esto lo declara Pablo escribiendo a los Hebreos (1:1). Este solemne encargo de guardar las palabras de Dios viene fuerte y urgente sobre nosotros hoy. Para ello se dan varias razones.
1 SU FAVOR. «Jehová tu Dios te ha bendecido en toda obra de tus manos.» Su favor siempre significa bendición. La gracia de Dios se ha manifestado para ofrecer salvación a todos los hombres. Su favor es mejor que lo mejor de una vida meramente terrena.
2 SU SABIDURÍA. «Él sabe que andas por este gran desierto.» Él se acuerda de nosotros. Y sabe el camino que llevamos. Nuestro Señor Jesucristo fue tentado en todo como nosotros, con exclusión del pecado, y ha sido tocado con el sentimiento de nuestras debilidades.
Sí, Él sabe tu caminar, sea que te encuentres entre las grandes sombras de la prueba y del sufrimiento, o a lo largo del soleado camino de la prosperidad sin dolor. Para que puedas decir sin temor: «A donde Él me guíe yo iré, Mi esperanza en Él reposa, Y cada momento en paz perfecta, Cantaré, Él lo sabe, lo sabe bien».
3 SU PRESENCIA. «Jehová tu Dios ha estado contigo.» ¿No tenemos evidencias del pasado de que Jehová nuestro Dios ha estado con nosotros? ¿Fallarán sus fidelidades hacia nosotros en el futuro? Aliéntate, alma mía, si tu corazón busca la honra y gloria de su Nombre.
Él no puede negarse a Sí mismo. Él estaría negándose a Sí mismo y robando a su Palabra de su poder y gloria si su presencia le fallara al espíritu humilde, fiado y creyente. Él ha estado contigo, y aún te bendecirá.
4 SUFICIENCIA. «Nada te ha faltado.» «Cuando os envié… ¿acaso os faltó algo? Ellos dijeron: Nada» (Lc. 22:35). El Dios de toda gracia dio satisfacción a sus necesidades desde el cielo y de la peña. Puede que haya cosas que queramos, pero no careceremos de ninguna cosa buena cuando Él esté con nosotros. Mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades.
Muchas veces murmuraron ellos en el desierto, pero el Señor su Dios declara que nada les había faltado. Somos verdaderamente ricos cuando tenemos lo que Él quiere que tengamos, sea lo que sea. «Contentos con lo que tenéis ahora; porque Él dijo: De ningún modo te desampararé, ni te dejaré» (He. 13:5).