EL GRANO DE MOSTAZA Mateo 13:31, 32
Donde hay vida hay crecimiento. El reino de los cielos, tal como representado en la persona del Señor Jesús, es una cosa viviente.
Notemos su:
I. Apariencia externa. «La más pequeña de todas las semillas.» El reino de los cielos es como un grano de mostaza. El Señor Jesucristo mismo era el grano viviente.
Su reino era el menor de todos los reinos. Principió con un puñado de ignorantes. Él fue despreciado y desechado por los hombres. No habla hermosura en Él para el ojo camal.
II. Vitalidad interna. Es una semilla, no una piedra. Dentro de ella hay un principio vital capaz de maravillosas manifestaciones. Una semilla necesita ser plantada bajo condiciones favorables antes que su poder y fecundidad escondidos puedan verse.
La semilla viviente de la verdad en Jesucristo debe caer en la tierra de un corazón roto y creyente antes que su poder de dar vida pueda ser comprendido.
En la vida de Jesús vemos la hierba; en su resurrección la espiga; y en el día de Pentecostés el grano lleno en la espiga. La atmósfera de mundanalidad no es propicia para el desarrollo de esta tierna planta.
El poder de esta semilla está en la presencia del Espíritu vivificante.
III. Progreso manifiesto. «Se hace árbol.» Su vitalidad es clara a todos ahora. El grano de trigo ha caldo en la tierra y ha muerto. Ha aparecido mucho fruto. Toda alma vivificada de los muertos es una rama. Las aves del cielo se alojan en las ramas. Pero las aves no son parte del árbol; son solo moradores.
El árbol es perfecto sin ellas. El árbol del reino tiene muchos moradores, aquellos que se identifican con Él solamente por su propia conveniencia. ¿Eres una RAMA o un morador?