Enseñanaza Ante el Sepulcro. Bosquejos Bíblicos para Predicar Marcos 16:1-8
Cuando soles más brillantes y cielos más suaves Proclaman el entrante año, ¡Qué sones de gozo se levantan, Y qué brillantes perspectivas aparecen! Así como la mañana serena y clara Que vio al Señor resucitar; La primavera del año eterno celestial Sobre la tierra y los cielos alboreará.
Muy de madrugada las dos Marías llegaron al sepulcro, cuando había salido el sol, pero el Hijo de Dios ya había resucitado. Aquel que era antes que todas las cosas resucitó de entre los muertos antes de la salida del sol.
I. A quién buscaban. «Buscáis a Jesús», les dijo el mensajero del cielo. Lo buscaban para ungirlo. Pero nunca se puede encontrar al Cristo viviente entre los muertos. Los pecadores ansiosos le buscan con frecvuencia donde no puede ser hallado, entre sus propias obras muertas o en sus propios corazones irregenerados. No está aquí.
II. Cuándo llegaron. Muy de madrugada, el primer día de la semana. Aunque no lo encontraron allí, como esperaban, sí lo encontraron (Jn. 20:18). Los que madrugando me buscan, me hallarán. Búscalo temprano, en la mañana de cada día, especialmente el primer día de la semana. Este primer día de la semana fue el primer nuevo Sabbath de la nueva creación.
III. A dónde fueron. Y entrando en el sepulcro. Parece que se inclinaron y entraron directamente en el sepulcro (Jn. 20:11). Fue en este lugar de muerte que tuvieron esta gran revelación de su poder en resurrección.
¿Dónde más podemos aprenderlo por experiencia que descendiendo a su sepulcro? Es «conformándonos a su muerte» que se nos da a conocer el «poder de su resurrección» (Fil. 3:10). Hemos de inclinarnos para ser crucificados con Cristo si el Resucitado ha de vivir en nosotros (Col. 3:1-3). Nos minoramos para conquistar.
IV. Lo que recibieron. Hallaron un precioso tesoro en el sepulcro de Jesús. No es muerte entrar allí, sino vida para siempre jamás. Aquí pasan de la vida natural de los sentidos a la vida espiritual de la fe. Entra por fe en el sepulcro de Cristo como aquel que fue crucificado por ti, y serás vivificado por la vida de resurrección. Recibieron:
1 Una Visión del Varón Celestial. Vieron a un joven sentado en el lado derecho, vestido con una túnica blanca. Aquí en esta tumba nueva, donde el Señor Jesús fue el único que jamás reposara, entran en comunión con un enviado del cielo.
Como el Espíritu Santo no había sido aún dado, porque Jesucristo no había sido aún glorificado, ¿no podemos suponer que este joven vino como sustituto temporal y oportuno para tomar las cosas de Cristo y mostrarlas a aquellas primeras buscadoras? Sigue siendo verdad que cuando ponemos en muerte el yo y la sabiduría propia, seremos enseñados por Dios.
2 Una Palabra Consoladora. El les dice: Dejad de asustaros. No hay nada que temer en el sepulcro de tu Redentor. Allí hay un Viviente, el siempre joven Espíritu de Dios, esperando para consolar al entristecido buscador.
3 UNA PRUEBA DE SIMPATÍA CELESTIAL. Estáis buscando a Jesús Nazareno. Tiene que haber sido un alivio para ellas que este mensajero enviado por Dios conociera los profundos anhelos de sus almas, y sintonizara con el interés que ellas sentían.
El Espíritu Santo es todo esto y mucho más para nosotros. «También el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos» (Ro. 8:26, 27).
4 LA CERTIDUMBRE DE LA VICTORIA. Él les dice: ha resucitado. Esto fue algo sobreabundando sobremanera por encima de todo lo que ellas habían pedido o pensado. No ha sido robado: ha resucitado. Él murió por nuestros pecados, y resucitó para nuestra justificación.
Este joven, sentado en el lugar en que Jesús yacía, actúa como precursor del Espíritu Santo al llevar la certidumbre de vida a los corazones de estas mujeres amantes del Salvador. Pedro nos dice cuál es el efecto de esta renovada esperanza (1 P. 1:3).
5 UNA EVIDENCIA DE RESURRECCIÓN. «No está aquí; mirad el lugar donde le pusieron.» El lugar donde le habían puesto estaba vacío. Los lienzos estaban allí, y quizá yaciendo como envoltorio (no doblados), tal como habían estado cuando Él estaba dentro de ellos.
Es evidente que la posición de los lienzos de lino y del sudario dejaron asombrados a los discípulos (Jn. 20:6-8). ¿Quién puede dudar de la resurrección si ha pasado Él mismo de la muerte a la vida y «lo conoce a Él y el poder de su resurrección»? (véase Fil. 3:10).
6 UNA GRAN COMISIÓN. Id, decid. El testimonio acerca de Cristo es lo que debe seguir a la avivadora influencia de su vida de resurrección. Y ellas recibieron su comisión de parte de un ángel del cielo. El Espíritu Santo dijo: «Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado» (Hch. 13:2). Me seréis testigos hasta lo último de la tierra» (Hch. 1:8).
7 UNA PRECIOSA PROMESA. «Va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis.» Bendita perspectiva, siempre segura para aquellos que VAN en su Nombre. Le veréis, y seréis hechos semejantes a Él (1 Jn. 3:2). Habiendo sido enviadas «salieron». No fueron desobedientes a la visión celestial. Ve tú y haz lo mismo, y al hacer su voluntad, allí le veréis.