FRACASO EN MEDIO DEL PRIVILEGIO. Bosquejos Biblicos para Predicar Isaías 5:1-7
Este cántico del profeta es una parábola en honor de Jehová, recordando su maravillosa bondad hacia su pueblo, y el fracaso e ingratitud de ellos para con Él.
I. La obra llevada a cabo (vv. 1, 2). Estos dos versículos contienen un breve pero perfecto bosquejo de la historia de Israel. La «ladera fértil» es Canaán. «Vallada» con promesas. «Plantada de vides escogidas»-su pueblo escogido. «La había despedregado»-quitado los ídolos, etc. «Había edificado en medio de ella una torre»-el templo.
«Excavado también en ella un lagar»-el altar del sacrificio. «Esperaba que diese uvas, y dio agrazones». Un total fracaso. Todo esto es tipo de lo que Dios ha hecho en su misericordia individualmente y como nación. También nosotros hemos sido sacados de la servidumbre del paganismo y de las tinieblas espirituales, y hemos sido plantados «en la ladera fértil» del Monte Calvario.
II. El resultado. «Esperaba que diese uvas, y dio agrazones.» Había la apariencia del fruto deseado, pero se trataba de agrazones, absolutamente inconsistentes con su profesión, y totalmente inadecuados para su uso. No había nada que diera satisfacción al alma del gran Plantador y Protector.
Las obras carnales de los profesos cristianos son solo agrazones. Los que están en la carne no pueden agradar a Dios. Nuestro Dios es rápido en discernir el verdadero carácter del fruto de su plantío. El agrazón es el resultado de la vieja naturaleza carnal, silvestre, que no ha sido totalmente sometida por la nueva vida. No os engañéis, Dios no puede ser burlado.
III. El reto. «Ahora, pues, juzgad ahora entre mí y mi viña. ¿Qué más se podía haber hecho a mi viña, que yo no haya hecho en ella?» (vv. 3, 4). Él había derramado sus favores sobre su viña, pero ellos la habían manchado con la sangre de su Hijo. ¿Podía Él haber mostrado más amor, más consideración, más longánime misericordia para su pueblo de la que mostró? Pensemos en sus tratos con ellos desde Egipto hasta Canaán. Pensemos igualmente en sus tratos con nosotros, en el don y en los sufrimientos de su Hijo, y en su misericordiosa providencia, para que tuviera en nosotros un pueblo para la honra de su Nombre. Ahora, juzgad. ¿Qué más podría hacer Él? (Mt. 23:37).
IV. La sentencia pronunciada. «Os mostraré, pues, ahora lo que voy a hacer yo a mi viña: Le quitaré su vallado, desportillaré su cerca, aun a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella» (vv. 5, 6). Cae sobre ellos la desolación debido a que les es quitada su protección, y porque se queda privada de sus dones.
La tiniebla de la condenación reside en la ausencia de la luz de la Gracia. Cuando Cristo se vio forzado a dar la espalda al templo, les tuvo que decir: «He aquí que vuestra casa os es dejada desierta». Ser dejados a nosotros mismos es quedar desolados. Mi Espíritu no contenderá siempre con el hombre. Arrepentíos. Volveos. Creed. Someteos.