DIOS PROVEERA, Bosquejo Biblico para predicar de Génesis 22:14
«Y Abraham dio a aquel lugar el nombre de Jehová-yireh» (Génesis 22:14, V.M.).
El nombre de Jehová-Yireh es un monumento a un magno descubrimiento y a una magna liberación. Significa bien que Jehová verá, o que Jehová proveerá.
En el lenguaje común, estas dos palabras, «ver» y «proveer», tienen un significado distinto. Pero en el momento en que tratamos con Dios, las dos palabras resultan ser la misma, porque su pre-visión significa su pro-visión.
«En el monte de Jehová será provisto». Aquí tenemos ciertamente una insinuación y explicación de Juan 8:56. Dios le dio a Abraham un atisbo del misterio de la Cruz.
Podemos decir que el Señor ha dado provisión ahora para las grandes necesidades del hombre.
I. Para la insensibilidad y somnolencia del hombre. Él ha provisto en la Persona del Espíritu Santo un Despertador, Uno que nos despierte de la somnolencia del pecado.
II. Para el pecado del hombre, la preciosa Sangre de Cristo. No se le deja al pecador proveer un sacrificio (Gn. 22:8), porque es el mismo Dios quien lo ha hecho. El Señor Jesús murió en nuestro lugar, como el carnero murió en lugar de Isaac.
El doctor Dinsdale T. Young ha declarado de manera espléndida: «Cada día que vivo, sí, cada día, esto me posee más y más completamente en mi mente y en mi corazón: que aquella muerte fue una sustitución.
Sé que es una palabra pasada de moda, una palabra escarnecida en ciertos círculos. Confieso que da satisfacción a mi conciencia culpable, y que conforta mi turbado corazón, y que me da un gozo incomparable en mi religión.
Cuando miro arriba y digo: «Él tomó mi lugar, no puedo comprenderlo. Pero lo hizo. Él llevó mis pecados sobre su propio cuerpo en el Madero».
III. Para la ignorancia del hombre, su Palabra, la Biblia. Lee el Salmo 119:98 y 99. Hemos de ser la gente del un Libro, sean cuales sean los otros libros que podamos poseer y leer. Debemos dar a la Biblia su puesto principal en nuestras vidas.
IV. Para la debilidad del hombre, el Espíritu Santo. ¡Cuán débil es el hombre! Pero el Espíritu Santo comunica fuerza, por medio de la Regeneración y de la Renovación.
V. Para la vaciedad del hombre, la Plenitud Divina. Hay una plenitud de bendición para todos los que creen. Le plugo al Padre que toda la plenitud morase en su amado Hijo, y cuando Él acude y llena mi corazón y vida con su santa y bendita presencia, tengo la plenitud.
VI. Para la soledad del hombre, la compañía divina. Él ha prometido no dejarnos ni desampararnos nunca.
¡Qué amplia y bendita provisión ha preparado Él para todas nuestras necesidades!