La Gran Salvación. Bosquejos Bíblicos para Predicar Hechos 2:3
«¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?» (He 2:3).
I. Es una gran salvación. Grande, cuando se piensa en la grandeza de Aquel que salva. Él es el Heredero de todas las cosas, el Hacedor del universo, el resplandor de la gloria del Padre, la expresa imagen de su Sustancia, quien sustenta todas las cosas por la palabra de su poder, y es muy superior a los ángeles (He. 1:2-4).
Grande, cuando se piensa en la terrible condición de la que nos salva, de la culpa y el dominio del pecado, y nos libra de aquella muerte que es el salario del pecado, y de la ira de Dios que debe reposar para siempre sobre el pecado y los pecadores.
Grande, cuando se piensa en la feliz posición a la que él nos salva: introducidos a la familia de Dios, justificados de todas las cosas, hechos hijos e hijas y herederos de la vida eterna, poseyendo la promesa de la vida que es ahora, así como la vida venidera.
Grande, cuando se piensa en el inenarrable precio que tuvo que pagar para nuestra salvación. No cosas corruptibles, como plata y oro, sino con su propia y preciosa sangre. Fue necesario el sacrificio de SÍ MISMO para purificar nuestros pecados, y él, voluntaria y amantemente, dio su todo.
II. Esta salvación puede ser descuidada. Es descuidada cada vez que se deja pasar la oportunidad de ser salvo. Debiéramos prestar mucha atención a las cosas que hemos oído, no sea que jamás marchemos a la deriva. Porque dejar pasar la oportunidad en cualquier momento puede significar dejarla pasar por última vez. Muchos descuidan la salvación al descuidar el Día del Señor.
Descuidar la Palabra de Dios, el Evangelio de Dios, la contención del Espíritu de Dios y la Providencia de Dios es descuidar la salvación. El proceso de descuidar, como el proceso de irse a la deriva, puede ser indoloro e inconsciente, pero por ello mismo es tanto más peligroso. Puedes descuidarlo sin odiarlo o negarlo. Los Obstinados que rehusan ir adelante, y los Flexibles que se vuelven atrás, descuidan igualmente la salvación.
III. Esta salvación, si es descuidada, no tiene alternativa. Esta pregunta, «¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos?», es una que la sabiduría de Dios no puede contestar, aunque algunos hombres, en la soberbia de sus corazones, lo han intentado.
¿Cómo escapará un comerciante de la ruina, si descuida su negocio? ¿Cómo escaparemos nosotros del hambre, si descuidamos la comida? ¿Cómo escaparemos de las tinieblas, si descuidamos la luz? ¿Cómo escaparemos de la paga del pecado, si descuidamos la Expiación por el pecado? ¿Cómo escaparemos de la ira de Dios, si descuidamos el don de Dios? ¿Cómo escaparemos de la condenación del Infierno si descuidamos la salvación del Cielo? «He aquí ahora el tiempo favorable.» Uno de los más deprimentes espectáculos de la tierra es una ancianidad sin Cristo.