La Nueva Creación. Bosquejos Bíblicos para Predicar Isaías 65:17-25
Los versículos que cierran este capítulo están mayormente dedicados a las venideras glorias del antiguo pueblo de Dios, y a la bendición mundial que manará por medio de ellos en la manifestación de su reino y gloria. Observemos aquí algunas característica de esta nueva era.
I. Habrá una renovación de los ambientes naturales. He aquí que yo crearé unos nuevos cielos y una nueva tierra. La gloria de esta nueva creación será tal que de lo primero no habrá memoria, ni vendrá más al pensamiento.
El príncipe de la potestad del aire no tendrá lugar en estos cielos. Ni tampoco aparecerá el fruto de la maldición del pecado en la nueva tierra. La rectitud morará allí (2 P. 3:13). La creación cesará entonces en su gemir (Ro. 8:22).
II. Habrá un pueblo regenerado. «Porque he aquí que yo voy a crear en Jerusalén alegría; y en su pueblo, gozo. Y me alegraré en mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de llanto, ni voz de lamento. El pueblo que había sido un refrán entre las naciones se convertirá entonces en un gozo y una alabanza sobre la tierra.
El bien conocido muro de las lamentaciones en Jerusalén se tornará en lugar de gozo. En este día renacerá esta nación a una nueva vida de comunión con su Rey crucificado. Entonces huirán sus tristezas y gemidos (Is. 35:10).
III. Habrá prolongación de vida. No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el más joven morirá de cien años. Con la nueva creación vendrá también la bendición de una gran longevidad.
No solo una larga vida, sino también la certidumbre de que los días quedarán llenos de un servicio fructífero y gozoso. Éste es el don de Dios para ellos, como la vida eterna es el don de Dios a nosotros por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Si uno muere a los cien años, será contado como niño. Las bendiciones de la gracia de Dios significan el agrandamiento de todo lo que es más profundo y mejor en el alma humana.
IV. Habrá nuevas condiciones sociales. Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán del fruto de ellas Mis escogidos disfrutarán de la obra de sus manos (vv. 21, 22). No construirán para que otro habite.
Se les asegura la vida y el éxito en sus trabajos. Se desconocerán las quiebras bancarias, las huelgas industriales y las cosechas víctimas de las plagas. La enfermedad y la pobreza se habrán desvanecido, no precisándose más de su influencia disciplinaria cuando el mismo Rey aparezca.
V. Habrá un nuevo disfrute de Dios. «Y antes que me llamen, responderé yo; mientras aún estén hablando, yo habré oído» (v. 24). ¡Qué cambio será éste en comparación con la actual condición de la nación judía, y qué feliz expectativa para un mundo desolado! El oído de Dios nunca está tan engrosado que no pueda oír, pero la concupiscencia en pos de la gloria propia estorba la operación de su gracia. Cuando Dios pueda «gozarse en su pueblo» (v. 19), entonces responderá velozmente al llamamiento de ellos.
VI. Habrá el fin de todas las luchas. El lobo y el cordero serán apacentados juntos, etc. Con certidumbre será el hombre hermano para el hombre. Los lobos y los corderos de la vida social y política han estado durante largo tiempo enfrentados mortalmente; pero entonces serán apacentados juntos en las abundantes misericordias de su Dios y Salvador. Solo la serpiente no recibe ventaja alguna en el nuevo Reino. El polvo será el alimento de la serpiente. No se engordará mucho con tal comida.
Entonces se cumplirá la proclamación angélica: Gloria a Dios en lo más alto; y sobre la tierra paz; buena voluntad para con los hombres. Porque no harán más daño ni destruirán en todo mi santo monte, dice Jehová.
