Roca
Aunque es la traducción de varias palabras hebreas con distintos significados (por ejemplo, sela, gran piedra, acantilado, o tsur, despeñadero, risco) y de la voz griega petra (cualquiera piedra), la palabra roca en la Biblia generalmente denota una peña o piedra grande, inmovible, no labrada de manos humanas, en contradistinción de la → piedra que es móvil, labrada, preciosa o útil como utensilio.
Las rocas se usaban como → sepulcros (Isaías 22:16; Marcos 15:46), viviendas (Job 24:8; 30:6; Jueces 15:8; Deuteronomio 2:12), altares (Jueces 6:20; 13:19), monumentos (Isaías 7:12), refugio (Jueces 20:47; 1 Samuel 13:6), defensas (Salmos 31:12; Isaías 33:16) y sitio de ejecución de malhechores (2 Crónicas 25:12; Lucas 4:28). Las rocas más célebres son: → Horeb (Éxodo 17:6), Etam (Jueces 15:8), Rimmon (Jueces 20:45; 21:13), Boses y → Sene (1 Samuel 14:4).
En las rocas, las abejas construyen sus panales (Salmos 81:16; Isaías 7:19), fructifican los olivos (Job 29:6), hacen sus nidos las águilas (Job 39:27, 28), habitan los conejos (Salmos 104:18; Proverbios 30:26) y no dejan rastro las culebras (Proverbios 30:19). Son imposibles de arar y no pueden cabalgar por ellas los caballos (Amós 6:12).
Dos individuos se encuentran relacionados con la roca en las Escrituras: Abraham, a quien se compara con una roca de la cual salió Israel (Isaías 51:1, 2), y Pedro, cuyo nombre en griego, petros, significa «pequeña piedra» (Mateo 16:18ss).
En este controversial pasaje parece que Cristo estableció una distinción entre esta «piedra pequeña» refiriéndose a Simón → Pedro, y la gloriosa verdad revelada a Pedro por el Padre mismo de que Cristo era «el Hijo del Dios viviente». Esta declaración era la «piedra» (petra) sobre la que Cristo se propuso edificar su → iglesia.
En las Escrituras, roca es a menudo símbolo de desolación y esterilidad (Ezequiel 26:4; Mateo 13:5, 6), dureza de corazón (Jeremías 5:3), seguridad (Salmos 27:5; 40:2; 61:2), firmeza (Isaías 50:7), poder de Dios (Salmos 105:41; 114:8), → fundamento (Isaías 28:16; Hebreos 3:13; Salmos 61:2; Mateo 16:18; Lucas 6:48), obstáculo (Isaías 8:14; Romanos 9:33; 1 Pedro 2:18).
También se emplea como una figura literaria que se aplica a Dios como Creador (Deuteronomio 32:4, 18), → fortaleza (2 Samuel 22:2, 3; Salmos 18:1, 2; 31:2, 3), refugio (Salmos 62:7; 71:3; 94:22), salvación (Salmos 62:2, 6; 89:26; 95:1), ayudador (Salmos 28:1; 31:3; 42:9) y apoyo (Salmos 19:15; 73:26; 144:1).
Es símbolo también de la persona de Jesucristo, quien es el fundamento de la Iglesia (Mateo 16:18); la «principal piedra del ángulo» para la edificación de los creyentes (Efesios 2:20); la → «piedra de tropiezo» para los judíos (Romanos 9:32), la piedra de juicio para los incrédulos (Mateo 21:44) y la roca de Horeb de donde fluyeron aguas para que bebiera el pueblo de Israel en el desierto (Éxodo 17:6). Cristo fue también azotado para que de Él fluyera el agua de la salvación para que todos pudieran beber de ella (Juan 4:13, 14; 7:37–39; 1 Corintios 10:1–4).