
EXPERIMENTAR LA PAZ DE DIOS
¿Es posible hallar paz cuando se tiene que enfrentar el peligro? La respuesta es que sí. Durante nuestros tiempos de mayor oscuridad, cuando la ansiedad nos quiere abrumar, la respuesta sigue siendo que sí. Aunque te estés enfrentando a la misma muerte.
Dietrich Bonhoeffer era un joven pastor y teólogo alemán que fue enviado a prisión en la Alemania nazi por su resistencia ante Hitler y el Tercer Reich. Durante los dos años que estuvo en prisión, les ministró a sus compañeros y les escribió muchas cartas a sus parientes y amigos que estaban fuera de la prisión.
Sus cartas eran sacadas de contrabando de la prisión por unos guardas alemanes que simpatizaban con él, y fueron objeto de una publicación póstuma como «Cartas y Apuntes desde el Cautiverio». Revelan a un hombre que vivía en paz, sostenido por la oración, entregado a las Escrituras y seguro de la vida nueva que le esperaba si moría.
Después que Bonhoeffer fue ahorcado en abril de 1945, un oficial militar inglés compañero suyo de prisión escribió acerca de él: «Bonhoeffer. . . era todo humildad y dulzura; siempre parecía difundir una atmósfera de felicidad, de gozo en todos los sucesos más pequeños de la vida, y de profunda gratitud por el simple hecho de estar vivo. . . Era uno de los escasos hombres que he conocido jamás, para los cuales su Dios es real y cercano».
Cuando hemos hecho las paces con Dios y tenemos la paz de Dios en nuestra vida, nos podemos mantener firmes y vencer todos los asaltos de nuestro enemigo. Nuestra fe, como el calzado con clavos del soldado romano, se mantendrá firme en su lugar y no permitirá que nos resbalemos ni caigamos. Nuestro Señor quiere esta doble paz para cada uno de nosotros. Sin embargo, la distancia entre los que han hecho las paces con Dios y los que realmente llegan a experimentar la paz de Dios parece estarse volviendo cada vez mayor.
Por desdicha, cada vez me encuentro con un número mayor de cristianos que piensan que solo porque creen en Cristo. . . solo porque leen la Biblia. . . solo porque el Espíritu Santo vive dentro de ellos. . . solo porque «ha llegado ya lo nuevo» (2 Corintios 5.17), ellos deberían ser inmunes a las presiones de la vida. Definen erróneamente la paz como la eliminación de los problemas, y no como una forma de vivir con gozo y libres de preocupaciones, a pesar de los problemas.
Cuando las presiones de la vida aparecen para tratar de aplastarnos, muchos se vuelven al dinero, las drogas, el alcohol, diversos medios de escapismo, relaciones inadecuadas y otras fuentes de alivio. Tal vez haya algunos que se decidan a hacer añicos los objetos de su casa, como en Tantrums, LLC. Sin embargo, ninguno de estos remedios es permanente. Cuando desaparece su efecto temporal, nos quedamos más ansiosos que antes y, si somos creyentes, tenemos una sensación más grande de culpa y desesperación.
En cambio, Dios tiene para ti un plan que va a perdurar. Hay dos pasajes centrales de la Biblia que nos dan unas estrategias positivas y factibles para enfrentarnos al tema de la ansiedad. Se encuentran en Filipenses 4 y Mateo 6. ¿Cuáles son esas estrategias? Las podemos revelar si hacemos las cinco preguntas del patrón que suelen seguir los periodistas: ¿Cómo? ¿Qué? ¿Quién? ¿Dónde? y ¿Cuándo?