Una Mujer que Entiende la Felicidad
Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece. Dichosos los que lloran, porque serán consolados. Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Mateo 5:3-6
La felicidad depende en gran parte de lo que queremos y de nuestras expectativas. La verdadera felicidad está determinada en lo cerca que alineamos nuestros deseos reales con nuestros resultados. La versión precedente de Mateo 5 nos da una demostración de la felicidad. Nos muestra algunos caminos a través de los cuales podemos buscar ser felices.
Puedes buscar los asuntos de Dios. Puedes ser feliz porque sabes que él saldrá a tu encuentro cada vez que se lo pidas.
Puedes buscar los asuntos de Dios. Puedes ser feliz porque sabes que él saldrá a tu encuentro cada vez que se lo pidas. No solo te encontrará, irá
delante de ti, a tu lado y detrás de tí. De hecho, solo tienes que dejarle conocer tu deseo de estar cerca de él, y allí estará. Ese es un excelente motivo para estar feliz.
Si ahora estás triste, puedes ser dichosa sabiendo que no estás sola. Dios está contigo en tu tristeza y te envolverá en su amor hasta que la tristeza pase y la sonrisa resurja. Si sientes incertidumbre acerca de cuál es tu hogar y tu lugar de pertenencia, puedes estar contenta por los planes de Dios de darte el suelo que pisas. Él estará ahí para ayudarte a cada paso del camino, si tomas su mano humildemente.
Si te sientes la mejor cuando estás sirviendo a otros, entonces tienes todo el derecho de estar feliz, porque tendrás un festín continuo. El Señor satisfará tu deseo de servir de modos cálidos y amorosos, y nunca estarás desocupada.
Una mujer de valor se esfuerza por entender la felicidad. No la cuenta como si fueran zapatos en su ropero, o anillos en su mano, sino con una actitud de gozo que ha enfocado su corazón totalmente hacia Dios.
