Hechos 17.22-34
Comienza donde está su auditorio (22-23). Les demuestra que los conoce, que se ha preocupado por observar cómo piensan y qué temen y esperan. ¿Has hecho la prueba de observar y escuchar antes de hablar?
Comunica con claridad lo que su auditorio desconoce (24-27). Cualquier niño judío sabía que Dios es el Creador y cómo se relaciona con los hombres.
Los sabios de Atenas lo desconocían. Nota todo lo que afirma Pablo en estos versículos. ¿Cuánto de esto crees que saben tus vecinos hoy?
Relaciona su mensaje con la parte de verdad que su auditorio sabe (28-29). Pablo se da el lujo de citar autores griegos conocidos, para comprobar sus afirmaciones. Su cultura se lo permite.
No oculta el desafío de su mensaje (30-31). Juicio y necesidad de arrepentimiento no pueden faltar en ningún mensaje.
Esto no es grato a ningún oído y hay “evangelistas” modernos que quieren eliminar esa parte del evangelio. Pero además de juicio hay esperanza: El Resucitado.
Acepta los diferentes resultados (32-34). El sembrador es fiel en sembrar y no está desesperado buscando fruto. El Señor de la mies da fruto cuando quiere y como quiere.
Recordando lo que dijimos sobre filósofos ayer podemos entender dos reacciones: burla y prudente rechazo.
Pero también hubo quienes creyeron, y nunca Pablo dijo que su visita a Atenas hubiese sido un fracaso.
Oración. Señor, enséñanos a hablar a cada uno según su necesidad.