Disfrute a Dios
El alto llamado en la vida de cada creyente, la meta por la que cada uno de nosotros deberíamos esforzarnos, es disfrutar a Dios. Según Juan 1:4 y Juan 14:6, Él es vida, y esto nos muestra que no podemos disfrutar la vida que Jesús da hasta que aprendamos a disfrutarlo a Él.
Ninguno de nosotros puede disfrutar a Dios si estamos preocupados de que esté enojado con nosotros la mayor parte del tiempo debido a nuestros pecados.
Jesús vino a liberarnos del tipo de temor equivocado en nuestra relación con nuestro Padre celestial, y deberíamos estar relajados en su presencia.
Al mismo tiempo, necesitamos tener temor reverente, el tipo de temor que provoca respeto, honra y obediencia. Pero debemos limpiar nuestro corazón y nuestra mente de cualquier pensamiento de que el Señor está enojado con nosotros. Según su Palabra, Dios está lleno de misericordia y compasión y es tardo para la ira (Nehemías 9:17).
Hace unos años, el Señor me dijo: “Joyce, no soy tan difícil de trato como la mayoría de ustedes piensan que soy”. Nosotros no somos una sorpresa para Dios. Sabía lo que estaba obteniendo cuando nos atrajo a una relación con Él mismo. Nosotros simplemente necesitamos creer en su amor por nosotros.