El debate sobre el sabbat
El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo. Marcos 2:27–28
El cuarto debate entre Jesús y los líderes religiosos fue sobre el sabbat y lo que era legítimo o no hacer en ese día. Marcos registra dos incidentes, ambos ocurridos en el día del sabbat.
El primero de ellos tuvo lugar en cierto campo de cultivo de granos, donde Jesús permitió que sus discípulos arrancaran y comieran algunas espigas mientras caminaban por ese campo.
Ahora bien, la ley prohibía específicamente cosechar en el sabbat (éxodo 34.21); la tradición oral sostenía que arrancar espigas era lo mismo que cosechar, y por lo tanto (a los ojos de los escribas) los discípulos eran culpables de una grave violación a la ley.
Pero Jesús apeló a las Escrituras. Les recordó que cuando David y sus compañeros tenían hambre, comieron del pan consagrado en el tabernáculo, algo permitido por la ley solamente a los sacerdotes.
Pero las Escrituras no los condenaban, lo cual muestra que estas son menos rígidas que los fariseos en su aplicación de la ley. Jesús concluyó dando dos extraordinarias declaraciones: ‘El día de reposo fue hecho por causa del hombre [es decir, para nuestro disfrute] y no el hombre por causa del día de reposo’, y dijo de sí mismo que era ‘Señor aun del día de reposo’ porque tenía la autoridad para interpretarlo de manera correcta.
El segundo incidente ocurrió en la sinagoga, donde en el día del sabbat Jesús sanó a un hombre que tenía la mano seca. Le dijo al hombre que se pusiera de pie públicamente frente a todos. Luego preguntó a los que observaban: ‘¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarlá’ (3.4).
Nadie respondió, porque en la pregunta de Jesús había más elementos que los que eran visibles a primera vista. Estaba poniendo en evidencia la hipocresía de ellos. Porque mientras Jesús estaba por hacer el bien y sanar en el sabbat, ellos están llenos de malos pensamientos y, como dice Marcos, ‘se reunieron, al salir, para tramar el modo de matar a Jesús.’ (v. 6, blp).
Si repasamos esta serie de cuatro mini debates o historias de conflicto, que Marcos ha reunido aquí, vemos que no solo preservan enseñanza valiosa sino que describen la supremacía de Jesús.
Lo vemos como el Hijo del Hombre que tiene autoridad para perdonar pecados, como médico de nuestra alma, como el novio que llena de alegría a los invitados, y como Señor aun del
sabbat.