Los amigos. Todos sus conocimientos y todo su dogmatismo no habían servido de nada. Antes de poder ser útil en el servicio de Dios es menester tener una experiencia personal de él.
Son buenas las conclusiones teológicas, las mesas redondas sobre la “pertinencia de Dios en la historia”, o la persona de Jesucristo; pero eso no basta.
Dios nos pide algo más: nos pide que vivamos a la luz de lo que él nos ha dado a conocer.
Job. “Bien hecho, siervo bueno y fiel”: ésta es la única recompensa digna de ser buscada, y Job la logró.
Nota en los primeros versículos cuántas veces Dios se refiere a Job como “mi siervo”. Y la gracia de Dios que experimentó en su vida, lo capacitó para perdonar a sus amigos y orar por sus acusadores.
Hechos 4.33 nos dice que esta gracia era una de las grandes características de la iglesia primitiva.
Dios. Sólo él tiene la clave del misterio de la vida. El sabe cuánto podemos soportar la tentación, y él proporciona la fuerza para soportarla (1 Corintios 10.13).
Recordemos que a Satanás sólo se le permitió poner a prueba a Job, incluso él mismo estaba bajo el dominio de Dios.
Puede que nosotros no experimentemos los mismos resultados que Job, pero de una cosa podemos estar seguros, que el que honra a Dios será honrado por él. Esta es la promesa. ¿La creemos?
Oración. Gracias, Señor, por todas las lecciones que he aprendido de este libro.
Ayúdame a aplicarlas a mi vida y a mi mundo, para que pueda entender más de tu amor y tu gracia, y experimente la bendición que se alcanza mediante la confianza y la obediencia. Amén.