Esperanza Contra Esperanza
"Él creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara." Romanos 4:18,19
¡Quién no tiene una o más esperanzas! La esperanza de tener una profesión, de encontrar esa pareja con quien construir una vida, la esperanza de ser madre o padre, de tener éxito, en fin de alcanzar un sueño.
Estas esperanzas pueden ser una convicción de que un día se harán realidad, una vaga ilusión entregada al destino o la casualidad, o una forma de nombrar la utopía.
Pero la verdadera esperanza, la virtud Divina, es más que un convencimiento humano, una ilusión o una utopía; es la certeza absoluta de la realidad sobrenatural del Señor y Su Reino, del cual disfrutamos desde que nos entregamos a Jesucristo hasta la eternidad.
Por eso dice el texto que Abraham "creyó en esperanza contra esperanza" No se aferró a su esperanza humana sino que se entregó a la esperanza Divina, aquella que Dios da. Le había hecho una promesa y esa fue su esperanza:
"Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia." (Génesis 15:5,6)
Siendo un anciano de casi 100 años y su esposa Sara también muy vieja, Dios le prometió el milagro de darle un hijo. Fue el hijo de la promesa, Isaac. Abraham miró con fe la esperanza que Dios le mostró sin pensar en su debilidad humana ni en la esterilidad de su esposa Sara.
¿No debemos hacer nosotros lo mismo? Sin poner tanta atención a nuestras debilidades y limitaciones ni decaer en la fe y olvidar la esperanza. Mejor ejercer fe en el poder ilimitado de Dios y tener puestos los ojos espirituales en la esperanza de victoria eterna, la cual es absolutamente segura. Aférrese a Cristo en este día, ejerza y cultive la fe en Dios y tómese de la esperanza Divina.