Examen de conciencia en oración
"Y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo sea guardado irreprensible… "(1 Tesalonicenses 5:23)
«Todo vuestro espíritu…». La mayor y más misteriosa obra del Espíritu Santo está en los más profundos niveles de nuestro ser, que no podemos alcanzar. Lee el Salmo 139.
El Salmista invoca: «Oh Señor, Tú eres el Dios del Albor y de las negras horas de la noche; el Dios de los picos montañosos y el Dios del mar. Pero, oh Dios mío, mi alma tiene horizontes más lejanos que los del albor, más profundos que los de las negras noches de la tierra, picos más altos que los de cualquier montaña, mayores abismos que ningún mar de la tierra. Tú, que eres el Dios de todos ésos, sé Tú mi Dios. No puedo alcanzar las alturas ni puedo sondear las profundidades; hay motivos que no puedo descubrir, sueños que no puedo cumplir. Oh Dios, escudríñame.»
¿Creemos que Dios puede fortalecer y proteger nuestros procesos mentales más allá de donde podamos intuir? «…la sangre de Jesucristo su Hijo nos purifica de todo pecado» (1 Juan 1:7). Si este versículo significa sólo purificación a nuestro nivel consciente, quiera Dios apiadarse de nosotros.
El hombre atrapado y embotado por el pecado no se reconoce consciente de pecado. Pero la purificación de pecado que experimentamos alcanzará a las alturas y profundidades de nuestros espíritus si «andamos en la luz, como él está en la luz» (1:7).
El mismo Espíritu que alimentó la vida de Jesucristo alimentará la vida de nuestro espíritu. Solamente cuando nos sentimos protegidos por Dios con la sacralidad milagrosa del Espíritu Santo, es que nuestro espíritu, alma y cuerpo podrán ser preservados en pura rectitud hasta la venida de Jesús —libres y ya no más condenados delante de Dios.
Deberíamos dejar, con más frecuencia, que nuestras mentes meditasen en estas enormes y gigantescas verdades de Dios.