El Dios que inventó el placer.
Dios es un buen Dios, que se deleita cuando disfrutamos su creación de la manera en que la diseñó. Por ejemplo, Dios podría haber hecho que el proceso de la reproducción humana fuera tan monótono como dividir dos amebas en dos.
Pero Dios hizo que el sexo fuera divertido. Es placentero, no es doloroso; y expresa y nos permite experimentar intimidad, unidad, cercanía y afecto, que son algunas de nuestras necesidades humanas más profundas. Las leyes de Dios son protectoras y no restrictivas.
Dios pudo haber hecho de la comida un acto semejante quitarnos los zapatos y meter los dedos en la tierra para absorber los nutrientes, al igual que los árboles.
Pero Dios hizo que comer fuera placentero. ¡Nos dio papilas gustativas y no raíces, y luego creó un mundo lleno de carne asada al carbón, pan recién horneado, chocolate, helado y miles de otras delicias!
Dios creó el placer y <>.(1ª Timoteo 6:17). La amistad, las mascotas, la comida, la música, la ropa, los atardeceres, las flores, el olor del césped recién podado, las nevadas, el fuego de la chimenea, el romance, la belleza, los niños, los ancianos... la lista sigue y sigue.
Es verdad que el pecado ha manchado este mundo caído, y hay cantidad de ejemplos que podemos citar para declarar la perversidad de la vida en el planeta azul, pero en medio de un mundo corrupto, hay un fuerte murmullo, que no se puede acallar que dice: “Dios es bueno. Disfruta la vida como Él la diseñó. Los placeres de la vida provienen de Él”.
Los dones de Dios son Buenos.
A demasiadas personas se les ha impedido disfrutar de los placeres de la vida por un concepto erróneo acerca de Dios. Para muchos, el rostro de Dios refleja el gesto severo y condenatorio de sus padres y predicadores, que están continuamente preocupados de que ¡quizá el pueblo de Dios se esté divirtiendo demasiado; y por lo tanto es mejor que se le ponga en orden en este instante!
Philip Yancey comenta sobre esta distorsión: pude llegar a ver el sexo, el dinero, el poder y los placeres sensoriales como regalos de Dios. En lugar de señalar con el dedo cómo se abusa de los dones de Dios, quizás podríamos demostrarle al mundo de dónde provinieron esos regalos y por qué son buenos.
El mayor triunfo del diablo puede ser el éxito que tenga en describir a la religión como un enemigo del placer cuando, de hecho, la religión da cuenta de la fuente del placer. Toda cosa buena y deleitosa es invención de un Creador que prodiga regalos sobre el mundo.
¿Alguna vez te han tratado de hacer sentir culpable por divertirte demasiado? ¿Alguna vez has creído la mentira de que la vida se debe vivir sobriamente, de forma aburrida y que uno no debería disfrutar “demasiado” las cosas? Quizás necesites hacer otra lista en la cual anotes todas las cosas que te han dicho que deberían ser evitadas pero que Dios ha creado para que las disfrutemos. Y luego la quemas.
Mientras la escribes, disfruta lo que Dios te ha dado. De veras. Está bien. ¡De hecho, está mejor que bien, ya que honra y agrada a Dios! Come bien, duerme profundamente, y si estás casado disfruta del sexo con tu esposa apasionadamente, trabaja duro, juega con todas tus fuerzas, trata de ser afectuoso, espontáneo y de buen humor; y hazlo todo para la gloria de Dios.
¡Diviértete y no te sientas culpable por disfrutar lo que Dios te ha dado! Sé como Eric Liddell, el atleta olímpico que se volvió misionero, quien dijo: “Cuando corro, siento el rostro de Dios resplandeciendo sobre mí”. Quizá eso es lo que Dios tenía en mente cuando inspiró al profeta Malaquías 4:7
Más a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada. ¡Eso sí que suena a libertad!
Cuando te sientas que eres un fracaso y la vergüenza trate de tragarse toda la verdad que ha entrado en tu corazón, sólo recuerda que eres hijo de Dios.
“El siervo es aceptado y apreciado por lo que hace; el hijo por quien es. El siervo comienza el día ansioso y preocupado, preguntándose si su trabajo le va a agradar a su amo; el hijo descansa en el firme amor de su familia.
El siervo es aceptado por su laboriosidad; el hijo o la hija, por su relación. El siervo es aceptado en relación con su productividad y desempeño. El hijo pertenece, por su posición como persona.”