"Sobre todo, sed fervientes en vuestro amor los unos por los otros, pues el amor cubre multitud de pecados." 1 Pedro 4:8
¿Ha visto usted a los corredores en la pista? Cuando dan la vuelta por última vez y se acercan a la meta, corren hasta la misma cinta de llegada, y entonces se estiran hacia adelante. Los he visto incluso caerse allí mismo en la pista, porque se extienden para llegar a la cinta antes que los demás competidores.
Es la idea de intensidad, de estirarse. Los que participan en salto de longitud, saltan al aire, extienden sus pies hacia delante y, con intensidad, estiran todo músculo de sus cuerpos para alcanzar la mayor distancia que puedan.
Lo mismo con los que participan en salto de altura. Se estiran lo más que pueden para alcanzar el límite. Eso es lo que implica la palabra ferviente.
¿Cómo se ve? Tiene manos para ayudar a otros, pies para apresurarse hacia el pobre y necesitado, ojos para ver la desdicha y necesidad, oídos para oír los gemidos y tristezas del hombre. Así es como se ve el amor.
—Agustín