Ana fue una mujer de Dios, una mujer que por su fe y su entrega alcanzó el favor de Dios. La Biblia se encarga de darle el lugar que se merece, y con ella encuentran su lugar las mujeres cristianas de hoy.
Ana es un ejemplo bíblico excelente de cómo se pide con fe. Estaba casada con un hombre llamado Elcana, al igual que otra mujer. Con el correr de los años, Penina la segunda esposa de Elcana le dio varios hijos e hijas, mientras Ana siguió estéril. Ana anhelaba tener un hijo propio.