Efesios 2.12-22
Si la fe y la lealtad para con Algo más allá de uno mismo, Algo que dé significación, coherencia y propósito a la vida, son necesarios para la salud, ¿no puede, entonces, la fe en cualquiera otra cosa fuera de nosotros, ser un sustituto de Dios?
El arte, la música, el patriotismo, y tantas y tan distintas causas, ¿no podrán tomar el lugar de Dios? ¿Por qué es necesario Dios?
Indudablemente cualquiera de los intereses mencionados puede ayudar a que te eleves; son una verdadera ayuda; pero no son todo. Ese “Algo” tiene que dar significación suprema, coherencia absoluta y propósito íntegro a la vida.
¿Lo que se ha mencionado podría darnos ese resultado? La música, el arte, el patriotismo y demás, pueden dar significación a determinados períodos de la vida, así como coherencia temporal a la misma; pero si carecen de significación suprema y total, y de un propósito final, su significación y su coherencia se reducen a nada.
Ni el arte, ni la música, ni ningún otro sustituto pueden dar significación total y propósito supremo a la vida, sino Dios. Pablo dice: “Más ahora en Cristo Jesús…habéis sido hechos cercanos”. Y así es, porque El es el Ser esencial, la encarnación humana de Dios.
De nada puedes depender en absoluto como de Dios. Coué sugirió el método de autosugestión consistente en decirse a uno mismo repetidas veces: “Todos los días, de distintas maneras, voy mejorándome”. Está bien eso; pero no es todo. Coué murió entristecido, porque todos los periódicos y la gente en general se burlaron de su método.
No pudo soportar la mofa. Su propio método debería haberlo capacitado para decir, a pesar de sus detractores: “Todos los días, de distintas maneras, voy mejorándome”; pero no pudo resistir.
Su método no tenía como fundamento la realidad eterna y por lo mismo fracasó. Cuando un amigo mío salió a dar pláticas en diferentes partes del mundo, una señora le aconsejó que no les hablara a sus oyentes, sino de Dios. Todo puede fallar, menos Dios.
Oh, Dios, sólo quienes tienen como cimiento la fe en Ti pueden mantenerse en pie en la vida. Solo ellos pueden soportar las pruebas. Permíteme poner mi fe en Ti y que mis pensamientos sean guiados por los tuyos; que mis emociones se cimienten en tu amor y que tu voluntad, sea la mía. Entonces viviré. Amén.
Tomado del libro: Vida en abundancia