"El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida" San Juan 6:63
Discipular no es tanto hablar sino vivir. Sólo mediante una comunión del espíritu, mente y cuerpo puede llegarse a transmitir la vida. Sólo la vida engendra vida. Estos pasajes del Evangelio de Juan enfatizan este importante aspecto de la misión tutorial.
Jesús mismo asegura que la verdadera vida viene del espíritu. No se refiere a la vida biológica sino a la vida superior, a la vida espiritual, a la vida de Dios. Si usted desea alcanzar ese tipo de vida, profundo y trascendente, tiene que acudir al espíritu. El Maestro nos enseña que "El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha"
La carne es la naturaleza humana y animal, sin Dios. No se refiere solamente al cuerpo, sino a todo lo que sólo busca la satisfacción de las necesidades básicas y las pasiones más bajas del ser humano. Quien aspire a la vida superior, no deberá buscarla en la carne, sino en el espíritu. Muchas personas buscan la felicidad o la bienaventuranza en el dinero, el sexo, la comida, el placer, lo mundano. Lea el sermón del monte (San Mateo 5) y verá cual es la base para alcanzar la felicidad.
Las palabras de Jesucristo son espíritu y vida. Son la expresión auténtica del Dios verdadero, son la revelación de la Verdad. Son palabras espirituales que pueden alimentar el espíritu hambriento pues "no sólo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (San Mateo 4:4). Y además de espíritu, porque son profundamente espirituales, transmiten la Vida que está escondida en Dios, Creador del Universo.
Todo cristiano que desee hacer discípulos y ser un buen tutor para ellos, debe aprender esto: el espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras de Jesucristo son espíritu y vida. Lo que va a insuflar vida en el discípulo va a ser la auténtica vida de Dios corriendo por nuestras venas.
Obligar al discípulo, amonestarlo con demasiada frecuencia, criticarlo, no es el método para darle vida; eso es carnal, un esfuerzo humano que no tiene fruto. Las palabras inspiradas del maestro son las que edifican. Las enseñanzas inspiradas por el Espíritu Santo traen vida. Un buen tutor busca en oración la guianza e inspiración para formar la vida del discípulo.
"Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas"
(Juan 12:46)