David es retratado en este Salmo como en una miniatura fiel. Su confianza santa, sus muchos conflictos, su gran trasgresión, su amargo arrepentimiento, su profunda aflicción están aquí; de modo que podemos ver el mismo corazón del «hombre según el propio corazón de Dios».
«Salmo de David.» El dulce cantor de Israel está delante de nosotros en este Salmo como alguien que sufre reproche; en esto era el tipo del gran Rijo de David, y un ejemplo alentador para que llevemos la carga de la calumnia al trono de la gracia.
Este Salmo puede ser leído provechosamente en un triple plano: como lenguaje de David como refiriéndose a la iglesia y como referente al Señor Jesús. La plenitud de la Escritura aparecerá maravillosa de esta manera. C. H. S
Decían los antiguos que hay una espina en el pecho del ruiseñor que le hace cantar. Las aflicciones de David dan elocuencia a su santo Salterio. C. H. S.
Este Salmo tiene por objeto expresar la gloria de Dios según la oímos en el trueno ensordecedor. Los versículos avanzan al compás de los rayos. Los verdaderos ministros son hijos del trueno, y la voz de Dios en Cristo Jesús está llena de majestad.
Salmo de David», o un cántico de fe, puesto que la casa de Jehová, en su proyecto, fue algo que David nunca vio realizado. Un Salmo de alabanza, puesto que había sido detenido un penoso juicio y perdonado un gran pecado.
Versículo 1. En Ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás.¿Cómo puede el Señor permitir que sea de modo definitivo avergonzado el hombre que depende y confía exclusivamente en El? Esto no sería tratarnos como un Dios de verdad y de gracia.
Título: «Salmo de David. Masquil». Que David escribió este Salmo gloriosamente evangélico queda probado no sólo por este título sino por las palabras del apóstol Pablo en Romanos 4:6-8: «Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras... »
Título: Este canto de alabanza no tiene título o indicación de autor; «nos enseña» dice Dickson- «a ver las sagradas Escrituras como totalmente inspiradas por Dios, y no atribuirles valor según los escritores de las mismas».
Título: «Salmo de David, cuando mudó su semblante (conducta) delante de Abimelec, y él lo echó, y se fue». De este suceso que no refleja crédito alguno en la memoria de David se nos da un relato en 1º Samuel 21.
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