El tema es la piedra de tropiezo de los hombres buenos, que los amigos de Job no pudieron pasar; a saber: la prosperidad de los inicuos y las aflicciones de los piadosos en el tiempo presente. Los filósofos paganos se han quedado perplejos ante ella, en tanto que para los creyentes ha sido con mucha frecuencia una tentación. C. H. S.
Título: «Masquil de Asaf». Un Salmo instructivo por Asaf. La historia de los sufrimientos de la iglesia ha sido siempre edificante; cuando vemos en qué forma los fieles confiaron y forcejearon con su Dios en períodos de extrema dificultad, aprendemos la forma en que hemos de comportarnos nosotros bajo circunstancias similares.
La destrucción del ejército de Senaquerib es una ilustración notable de este canto sagrado. Un himno a Dios y un cántico para sus santos. Feliz el pueblo que, habiendo hallado un gran poeta en David, tenía un cantor casi igual en Asaf; más feliz aún, porque estos poetas no se inspiraron en la fuente de Castalia, sino que bebieron de la «fuente de toda bendición».
Aquí canta la fe los triunfos conseguidos. El Salmo presente es un canto de guerra jubiloso, un trofeo para el Rey de reyes, el himno de una nación teocrática a su divino Soberano. No tenemos necesidad de marcar divisiones en un cántico en que la unidad está tan bien preservada.
«Salmo de Asaf». Asaf era un músico y poeta que cantaba con frecuencia en tono menor; era reflexivo, contemplativo, creyente, pero, pese a todo, había un punto de tristeza en su persona, y esto impartía un sabor especial a sus cánticos.
Versículo 1. Escucha, pueblo mío, mi enseñanza; inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca.
Un Salmo de lamentación que podría haber sido escrito por Jeremías entre las ruinas de la ciudad amada. Evidentemente trata de los tiempos de la invasión, opresión y derrocamiento nacional.
Título: «Al músico principal; sobre Lirios». Ésta es la cuarta vez que vemos este título; los demás Salmos son el 45, el 60 y el 69. ¿Por qué se da este título? Es difícil decirlo en cada caso, pero la forma delicadamente poética del Salmo presente justifica muy bien el titulo encantador.
Aclamad con júbilo al Dios de Jacob. Es de lamentar que las consideraciones sociales impidan a los miembros que canten los himnos a todo pulmón. Por nuestra parte nos deleitamos en las explosiones de alabanza, y preferimos voces no entrenadas en las reglas artísticas que canten de todo corazón con toda la congregación al unísono.
Título y tema: «Salmo de Asaf». Este poeta del templo actúa aquí como predicador de la corte y la magistratura. Los que hacen algo bien, pueden hacer bien otra cosa; el que escribe buenos versos no tiene por qué no ser capaz de predicar. ¡Qué predicación habría sido la de Milton si hubiera subido al púlpito, y si Virgilio hubiera sido un apóstol! C. H. S.
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