Desde el frente de la guerra mundial, el capitán Clifton Bell nos habla ahora de enormes proyectores manejados por batallones, con capacidad cada uno de estos reflectores de 800.000.000 de bujías eléctricas, de tal manera que entre los ejércitos está ya en boga este grito de combate: “Luchamos con luz”:
A nosotros nos fuera imposible, quizá, calcular toda la luz que puede producir uno solo de estos proyectores. Aproximadamente pudiéramos decir que repartida esta luz entre todos los habitantes de América Latina daría a todos – hombres, mujeres y niños – en proporción de ocho bujías o velas a cada uno.
Y en esta medida podríamos decir que los tres enormes proyectores juntos alumbrarían a todos los habitantes de nuestro planeta, a razón de una bujía por cada uno.
El cristiano también puede adoptar como grito de combate “Luchamos con luz”. La Biblia es un potente reflector espiritual capaz de iluminar el alma de todos y cada uno de los habitantes del mundo.
El salmista dice: “Lámpara es a mi pies tu palabra, y lumbrera a mi camino. El principio de tus palabras alumbra”. (Salmo 119.105-130).