Las parábolas de Jesús:
Parábolas que solamente aparecen en el Evangelio de Mateo:
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El trigo y la cizaña (mateo 13:24–30)
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El tesoro escondido (mateo 13:44)
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La perla de gran precio (mateo 13:45–46)
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La red (mateo 13:47–50)
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El siervo inmisericorde (mateo 18:21–35)
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Los obreros en la viña (mateo 20:1–16)
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Los dos hijos (mateo 21:28–32)
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Las bodas (mateo 22:1–14)
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Las vírgenes prudentes y las insensatas (mateo 25:1–13)
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Los talentos (mateo 25:14–30)
Parábolas que solamente aparecen en el Evangelio de Marcos:
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La semilla que crece (marcos 4:26–29)
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El portero vigilante (marcos 13:32–37)
Las que solamente aparecen en el Evangelio de Lucas:
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Los deudores y el acreedor (lucas 7:40–47)
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El buen samaritano (lucas 10:25–37)
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El amigo que vino a medianoche (lucas 11:5–8)
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El rico necio (lucas 12:13–21)
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El siervo fiel y el siervo malvado (lucas 12:35–48)
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La higuera estéril (lucas 13:6–9)
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La torre incompleta (lucas 14:25–34)
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La moneda perdida (lucas 15:8–10)
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El hijo perdido (lucas 15:11–32)
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El mayordomo injusto (lucas 16:1–13)
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El amo condescendiente (lucas 17:7–10)
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La viuda persistente (lucas 18:1–8)
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El fariseo y el publicano (lucas 18:9–14)
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Las minas (lucas 19:11–27)
Parábolas que aparecen en Mateo y Lucas:
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Los dos constructores (mateo 7:24–27; lucas 6:47–49)
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La levadura (mateo 13:33; lucas 13:20–21)
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La oveja perdida (mateo 18:10–14; lucas 15:1–7)
Relatos parabólicos presentes en Mateo, Marcos y Lucas:
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La lámpara y el almud (mateo 5:15–16; marcos 4:21; lucas 8:16)
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Remiendo nuevo en vestidos viejos (mateo 9:16; marcos 2:21; lucas 5:36)
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Vino nuevo en odres viejos (mateo 9:17; marcos 2:22; lucas 5:37–39)
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Una casa dividida contra sí misma (mateo 12:25–29; marcos 3:23–27; lucas 11:17–22)
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El sembrador (mateo 13:1–23; marcos 4:1–20; lucas 8:4–15)
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La semilla de mostaza (mateo 13:31–32; marcos 4:30–32; lucas 13:18–19)
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Los labradores malvados (mateo 21:33–41; marcos 12:1–12; lucas 20:9–18)
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La higuera (mateo 24:32–35; marcos 13:28–31; lucas 21:29–33)
Las parábolas únicas que relata el Evangelio de Juan:
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El pan de vida (juan 6:32–58)
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El pastor y las ovejas (juan 10:1–18)
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La vid y las ramas (juan 15:1–8)
Su interpretación:
Cada parábola contiene un mensaje central, que se toma de la vida cotidiana y se replantea de tal manera que nos permite entender una experiencia humana básica más allá de la comprensión intelectual. Por ejemplo, ¡cuánta alegría nos causa encontrar algo valioso que se nos ha perdido!
Volver a ver a una persona amada después de una ausencia nos mueve a celebrar, en especial si esa persona estuvo durante tal ausencia en peligro de muerte o enferma. Esto es lo que pasa cuando Lucas 15:1ss nos cuenta tres parábolas en donde, en un orden que va cambiando la cantidad en cualidad, pasa de la pérdida de una oveja (1 de 100), a la de una moneda (1 de 10), y al fin, a la de un hijo (1 de 2).
Esta experiencia de encontrar lo perdido cobra valor teológico en Lucas 15. Según la narración de Lucas, Dios es como un padre que celebra la vida de sus hijos, pero que sufre y se angustia cuando estos se alejan para andar quizás en malos pasos. Cuando el hijo regresa, el padre se alegra, como se alegra Dios por cada pecador que regresa a su familia.
Si vamos a ver, Lucas no tiene que explicarnos lo que se siente cuando perdemos algo que consideramos importante. Eso lo sabemos, tenemos la experiencia acumulada de años de pérdidas y encuentros.
Tampoco nos tiene que explicar cuánta alegría nos da encontrar lo que perdimos, pues lo hemos vivido muchas veces. Lo que Lucas nos dice, y que probablemente no sabíamos o nunca lo hubiésemos pensado así, es que los mismos sentimientos cruzan el corazón de Dios.
No debemos caer en la trampa de alegorizar (→ alegoría) las parábolas de Jesús, es decir, tratar de encontrar un mensaje oculto detrás de cada palabra del relato. Al estudiarlas, debemos buscar el punto central y comprender a partir de allí la totalidad del relato.
Su mensaje:
Como parte integral de la proclamación de Jesús, las parábolas enfocan en general el → reino de Dios, con cierto énfasis en el aspecto escatológico (Marcos 1:15). Hay por lo menos tres aspectos en el desarrollo de este tema:
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La inminencia del Reino provoca una crisis en la vida del pueblo de Dios: el destino eterno de los hombres va a decidirse y Jesús, conocedor de lo ineludible del inminente juicio, previene sobre el momento crucial que vive su nación (Lucas 12:16–20; 12:57–59; 14:16–24; 16:1–8; 16:19–31, etc.).
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Sin minimizar la suerte de los que rehúsan ser participantes del Reino, Jesús subraya el gozo escatológico que la venida del Reino trae para los tristes y oprimidos (por ejemplo Lucas 15:1–32). Claramente explica que la misericordia de Dios en favor de los hombres no descansa en las buenas acciones de estos (Lucas 17:7–10), sino en la gracia (Mateo 20:1–16).
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La inminencia del Reino demanda que los hombres se arrepientan para entrar en él (Lucas 15:17ss; 18:9–14) y manifiesten fe (Mateo 7:9–11), amor y obediencia (Mateo 21:28–30; Lucas 19:12–27). La sinceridad de estas actitudes se expresa en actos concretos (Mateo 7:15–20) que muestran una devoción indivisible (Mateo 6:24) y una debida disposición con el prójimo (Mateo 5:38–42; 18:23–35; Lucas 10:30–37).
Las parábolas de Jesús no solo muestran su extraordinaria creatividad en la enseñanza, sino que constituyen un permanente desafío a los deberes éticos y cristianos para los hombres de todos los tiempos.
Bibliografía:
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J. Jeremías, Interpretación de las parábolas. Estella Navarra, Editorial Verbo Divino, España, 1971.
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L. Cerfaux, Mensaje de las parábolas, Madrid, Fax, 1969.
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J.A. Mackay, Mas yo os digo, México, Casa Unida, 1964.
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T.W. Manson, O ensino de Jesús, Aste, São Paulo, 1965.
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R.C. McQuilkin. Explícanos… Editorial Caribe, San José, 1964.
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