El Choque Entre Dios y el Pecado
La Cruz de Cristo es la revelación del juicio de Dios sobre el pecado. Nunca asocies la idea del martirio con la Cruz de Cristo. Fue el triunfo supremo, y sacudió los mismos cimientos del infierno. Nada hay en el tiempo ni en la eternidad que sea más cierto e irrefutable que lo que Jesucristo cumplió en la Cruz. Hizo posible que toda la raza humana se reconciliara nuevamente con Dios. Hizo de la redención el fundamento de la vida, esto es, abrió el camino para que todo hombre pueda alcanzar la comunión con Dios.
La Cruz no es algo que le sobreviniese a Jesús, Él vino para morir. La Cruz fue el propósito de Su venida. Él es «el Cordero, que fue inmolado desde la fundación del mundo» (Apocalipsis 13:8). La encarnación de Cristo hubiese carecido de sentido sin la Cruz. Procura separar al «Dios manifestado en carne...» del Hijo que «...por nosotros fue hecho pecado...» (1 Ti-
moteo 3:16; 2 Corintios 5:21).
El propósito de la encarnación fue la redencion. Dios se humanó para quitar el pecado, no para conseguir nada para Sí mismo. La Cruz es el acontecimiento central en el tiempo y la eternidad; la respuesta a todos los enigmas de ambos. La Cruz no es la cruz de un hombre, sino la Cruz de Dios, y nunca puede ser comprendida plenamente a través de la experiencia humana. La Cruz es Dios exhibiendo Su naturaleza. Es la puerta a través de la cual toda persona puede entrar a formar parte de la unión con Dios. Pero no es un pórtico que atravesamos; es un vestíbulo donde moramos mediante la vida que hay en él.
El centro de la salvación es la Cruz de Cristo. La razón de que resulte fácil obtener la salvación está en que fue muy costosa para Dios. La Cruz fue el lugar donde Dios y el hombre pecador tropezaron en violenta confrontación y donde se abrió el camino a la vida. Pero todo el coste y el dolor de la colisión quedaron amortiguados y absorbidos por el corazón de Dios.
Publicado: Editado: 1116