UNA FE ACTIVA
"¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?"
Santiago 2:22
Fe es confiar en Dios, amor es obrar conforme a la voluntad de Dios. Fe y amor actúan juntos. Se dice que "la fe se perfecciona en las obras" porque cuando hay fe y amor estamos siendo coherentes con el Evangelio que predicamos. Amén
Santiago, el hermano del Señor y dirigente de la Iglesia de Jerusalén, es un hombre práctico y en esa dirección se ordena su ministerio. Él comprende que "... la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma." (Santiago 2:17) porque lo propio de la fe es que movilice al cristiano, que produzca un fruto. Una fe sin obras es sólo teoría, no es la fe que da Dios.
Quien ha nacido de nuevo, ha recibido el Espíritu Santo y con Él el don de la fe para creer, obedecer a Dios, someterse a Su voluntad y serle fiel. No podemos ser fieles a Jesucristo si no obedecemos a su enseñanza que dice "Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado." (Juan 15:12)
De modo que el Amor está ligado a la Fe; en cierta forma es producto de ella como puede observarse en el texto del Apóstol que dice: "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado." (Romanos 5:1-5)
La fe se desarrolla y perfecciona en el obrar, en la acción. Al principio de la vida cristiana es tan pequeña como un grano de mostaza pero ya germinada, comienza a desarrollarse una raíz de convicciones que alimentarán y sostendrán la nueva vida; luego emergerá el tallo que llegará a ser el tronco de la obediencia para poder sostener las ramas con sus hojas, flores y frutos del Espíritu Santo. Para que la fe se desarrolle requiere necesariamente actuar en favor de Dios y el prójimo.