Aplicar disciplina es cosa sumamente necesaria, pero hay que saber hacerlo. Se dice que un director de escuelas tenía dificultades con una que quedaba en el campo. Era una escuela muy pequeña, con pocos alumnos, y todos eran rebeldes y difíciles de manejar .
Por causa de ellos tres profesores se habían retirado. El Director ya no sabía que hacer, pues la escuela tenía mala fama y nadie quería hacerse cargo de ese grupo de muchachos .
Por fin, un hombre solicitó el puesto. Cuando el Director lo vio, tuvo desconfianza, pues el maestro era un hombre delgado y hasta frágil. Pero no había otro a quien conseguir. Le dio el puesto.
A las pocas semanas el director fue al campo a visitar la escuela. Para su sorpresa vio que todo estaba marchando bien por primera vez en mucho tiempo. Los alumnos estudiaban, el maestro aún parecía un poco gordo y se veía contento.
-¿Cómo ha logrado usted esto?, le preguntó el director, admirado. Esta escuela ha dado más problemas que cualquier otra. Parece un milagro que todo anda bien.
Con una sonrisa modesta, el maestro dijo:
- No fue tan difícil. Le digo la verdad. Al principio, cuando llegué, si lo fue un poco, pero cada vez que un discípulo se portaba mal, le comía el almuerzo.
Sin duda, el método que usó para disciplinar les hizo bien a los alumnos igual que al maestro.
Aplicando la Disciplina Donde Mas nos Duele
Aplicar disciplina es cosa sumamente necesaria, pero hay que saber hacerlo. Se dice que un director de escuelas tenía dificultades con una de ellas.