Patio rodeado de columnas que había en los templos y edificios antiguos. En el templo de Salomón había dos patios llamados atrios:
(a) el interior, donde se encontraba una gran piscina llamada «mar de bronce», y que servía para las purificaciones rituales (1 R. 6:36),
(b) y el grande, o sea aquel en el cual se encontraba el Tabernáculo y la casa de Salomón (1 R. 7:12).
El Templo conocido en la época de Jesús, o sea el herodiano, edificado por Herodes el Grande, conservó la estructura salomónica, pero tuvo una altura mayor y unas adiciones considerables.
Se amplió al doble la explanada que lo rodeaba, para que tuviese tres atrios nuevos. El del exterior era accesible a todos, por lo cual era llamado «atrio de los gentiles», y estaba construido en piedra, y contaba con inscripciones en griego y latín, amenazando con la pena capital a quien traspasase los límites reservados a los paganos.
Dos de estas inscripciones han sido recuperadas. Sus lados oriental y meridional estaban cubiertos por suntuosos pórticos, a los que se daba el nombre de «Pórtico de Salomón» y «Pórtico Real» (Jn. 10:23; Hch. 3:11; 5:12).
El atrio interior, rodeado de fuertes muros, estaba reservado a los judíos. Se dividía en «atrio de mujeres» y «atrio de los israelitas». Más allá se encontraba «el atrio de los sacerdotes» y en él el altar de los holocaustos.
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