Paracleto

Paracleto (en griego, el llamado, el auxiliador). Descripción de Jesucristo y del Espíritu Santo en los escritos juaninos. Aunque Paracleto tuvo originalmente un sentido pasivo (cf. latín advocatus que significa → abogado), Juan lo usa en sentido activo, como «el protector», «el que fortalece» o, si traducimos con menos exactitud, «el consolador».

En 1 Juan 2:1 «Paracleto» describe a Jesucristo y lleva la acepción particular de «intercesor». Como justo (cf. la descripción del → siervo de Jehová en Isaías 53:11), Cristo establece una nueva relación entre su pueblo y Dios, rogando por él y representándolo ante el trono divino (cf. Hebreos 7:25–28).

Aun durante su ministerio terrenal, Jesús defendía a los que creían en Él (por ejemplo, al ciego de nacimiento en Juan 9:35–39). Por consiguiente, Jesús mismo era un Paracleto, y al prometer el socorro del → Espíritu Santo le llama «otro Paracleto» (Juan 14:16).

Este auxiliador, identificado en Juan 14:16, 26 y 15:26 con «el Espíritu de verdad» o «el Espíritu Santo», es una persona. Su presencia en el creyente, hecha posible por la glorificación de Jesucristo (16:7), es reveladora del Salvador. Además, el Paracleto actúa entre los incrédulos; ante el actual tribunal de Dios realiza un proceso misterioso de acusación y convicción (16:8–11).

Bibliografía:

  • DBH, col. 1436–1439.

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