Señor: Término que traduce varias voces hebreas y griegas que expresan la idea de una persona que merece respeto o ejerce autoridad.
Como designación de Dios, Señor traduce `Adon, título de cortesía para superiores (amo o rey; Salmos 97:5), empleado usualmente en la forma adonay (mi Señor). Cuando dejó de pronunciarse el nombre de → «Jehová», Adonay se adoptó también en el culto (→ Dios). Nombres como Baal, jefe o cuidador (Números 21:28; Isaías 16:8) se aplicaron a veces a Dios, pero no prevalecieron porque se asociaban con los cultos paganos (Oseas 2:16).
La Septuaginta traduce Adon con kyrios (Señor), pero la mayor parte de las veces kyrios es traducción de «Yahveh». En el arameo (Daniel 2:47; 4:19, 24) se utiliza la expresión maran (elevado, exaltado, señor) y fue esta la que los primeros cristianos aplicaron a Jesús en la oración → Maranata («Señor, ven»; 1 Corintios 16:22; Apocalipsis 22:20).
Aplicado a Dios, Señor expresa la afirmación fundamental de la Biblia: Dios es soberano en la naturaleza y en la historia.
Señor se utiliza en el Nuevo Testamento como un título común (p. ej., Mateo 8:6) para dirigirse cortésmente a alguien. Pero tiene también el significado de una invocación (Juan 20:28).
Lo más probable es la aplicación de este nombre sagrado a Jesucristo («el Señor» o «el Señor Jesús» en Lucas y Hechos; «el Señor Jesucristo» a menudo en Pablo). Constituye la primera confesión de fe cristiana (1 Corintios 12:3; Filipenses 2:5–11), y por tanto los cristianos rehusaron llamar «Señor» al César (→ Roma, Imperio).
Más que ver un trasfondo griego (no del todo ausente; cf. 1 Corintios 8:5ss), nos inclinamos a ver en la nominación de Señor el nombre divino (Adonay-Yaveh) y por tanto, la afirmación de la deidad de nuestro Señor.