UNA CRISIS ESPIRITUAL. Bosquejos Biblicos para Predicar Genesis 32:26
«No de dejaré, si no me bendices» (Gn. 32:26). El varón angélico que luchó con Jacob le dijo: «Déjame ir». Los privilegios provenientes del cielo pueden ser muy breves. Los pies de los mensajeros de Dios nunca se tardan.
I. Un precioso privilegio. Allí estuvo un hombre luchando con Él. Allí
1 SE ENCONTRÓ CON UNO QUE LE PODÍA BENDECIR. «Si no me bendices.» Dios ha enviado a su Hijo para bendeciros (Hch. 3:26). En la lectura o predicación de la Palabra puedes encontrarte con Él. «He aquí, Yo estoy a la puerta y llamo». «Venid a Mí», dijo el Segundo Hombre, el Señor del Cielo.
2 ENTRÓ EN RELACIÓN PERSONAL CON ÉL. «Y luchó con él un varón.» Es algo solemne entrar en contacto con el contendedor Espíritu de Dios. Mi Espíritu, dijo Él, no contenderá siempre con el hombre. Viene a redargüir de pecado, y lucha con nosotros porque le resistimos.
3 SABIENDO QUE EL TIEMPO ERA INCIERTO. El día estaba para comenzar, y Él podía irse en cualquier momento. El día traerá o liberación o frustración. «He aquí ahora el día de salvación» (2 Co. 6:2, 3). «Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones » (2 Co. 6:2, 3).
II. Un propósito definido. «No te dejaré, si no me bendices.» Estaba:
CONVENCIDO DE SU NECESIDAD. «Su poder de resistencia se quebró» (v. 25). No era fácil luchar con un muslo descoyuntado. Cuando el Espíritu convence de pecado pronto seguirá el clamor pidiendo misericordia. Cuando se secan las fuentes de los placeres terrenos, habrá un clamor en pos de Aquel que es la Fuente del agua de vida. Bendíceme también a mí, Padre mío.
2 CONSCIENTE DE SU OPORTUNIDAD ACTUAL. Se dio cuenta de que la victoria tiene que ser ahora o nunca. ¡Qué crisis! ¿Debe recibir bendición o perderla en este tiempo especial? ¿Que va a traerte este día de gracia, este día en que Dios te insiste? Recuerda que el tiempo es breve. Recuerda la mujer de Lot.
3 TOTALMENTE DECIDIDO EN SU CORAZÓN. «No te dejaré, si no me bendices.» Una decisión tan santa nunca quedará sin bendecir. Me encontraréis cuando me busquéis de todo corazón. «Grande es tu fe; hágase contigo como quieres» (Mt. 15:28). ¿Qué quieres que te haga? Por la fe cayeron las murallas de Jericó. Y lo bendijo allí (v. 29).