Imposición de manos Símbolo en el Antiguo Testamento de la transmisión de una → Bendición (Génesis 48:14ss; Números 27:18, 23; Deuteronomio 34:9), la carga de la culpa (Levítico 1:4; 4:3s) o el nombramiento para un oficio (Números 27:18, 23).
En el Nuevo Testamento Jesús solía imponer las manos al hacer un milagro de sanidad (Marcos 6:5; 8:23; Lucas 4:40; 13:13) y, de acuerdo con la costumbre de la época, cuando bendecía a los niños (Marcos 10:13-16).
En la iglesia apostólica la imposición de manos se practicaba al efectuar milagros de sanidad (Hechos 9:12, 17; 18:18, 19; 19:6; Hebreos 6:2). Hay cuatro pasajes donde la imposición de manos corresponde al nombramiento de alguien para un oficio o una nueva responsabilidad (Hechos 6:6; 13:3; 1 Timoteo 4:14; 2 Timoteo 1:6).
La costumbre actual de la imposición de manos en la ordenación de pastores y diáconos tiene poca base bíblica.
El mandamiento «no impongas con ligereza las manos a ninguno» (1 Timoteo 5:22), que corrientemente se aplica a la → Ordenación, nos aconseja proceder con cuidado al restaurar a la congregación a uno que haya sido disciplinado (→ Confirmación).