Peregrino: Término que se aplica al que anda de paso, y habita solo temporalmente en un lugar. En el Nuevo Testamento se hace referencia a los cristianos como peregrinos, a fin de recordarles que su vida actual no es su destino definitivo, sino que su hogar permanente está junto al Padre (1 Pedro 1:17; Hebreos 11:13).
Esto no significa, por supuesto, que el Nuevo Testamento insinúe que la vida presente y el mundo actual carezcan de sentido o sean malos. Pero sí significa que los valores de la edad presente no son finales. Por tanto, el término «peregrino» aparece en un contexto de fe en Dios como creador de todo cuanto existe.
El uso del término en el Nuevo Testamento tiene profundas raíces en el Antiguo Testamento, y particularmente en el episodio del éxodo (Hebreos 11:13). Por tanto, cuando en el Nuevo Testamento se nos dice que somos peregrinos, esto quiere decir que somos semejantes al pueblo de Israel en el desierto; nuestro socorro no es fruto de nuestros esfuerzos ni de nuestra capacidad, y la meta final no es este camino que atravesamos.
La condición de peregrino no eximió al Israel del Antiguo Testamento de su obligación de ser fiel a Dios en el desierto y, por tanto, ser peregrino en el Nuevo Testamento no significa que el nuevo Israel deba desentenderse del mundo de su peregrinación. Lo que sí quiere decir es que este mundo no es ni puede llegar a ser la tierra prometida (→ Peregrinación).
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