(a) (Heb.: «roca».)
Ciudad de Edom. Amasías, rey de Judá, se apoderó de ella y le dio el nombre de Jocteel (2 R. 14:7). Es probablemente la mencionada en 2 Cr. 25:12; Is. 16:1; 42:11; Abd. 3.
Los moradores de Sela vivían «en las hendiduras de las peñas» (Abd. 3), expresión que evoca la ciudad rocosa que los griegos llamaron Petra, traducción del heb. «Sela».
Hacia el año 300 a.C., Petra pasó de los edomitas a los árabes nabateos. En la dinastía que reinó desde entonces sobre Petra figuraron varios reyes con el nombre de Aretas; en 2 Co. 11:32 se menciona a uno de ellos.
La monarquía nabatea desapareció en el año 105 d.C. cuando la Arabia Pétrea pasó a ser una provincia romana (véase NABATEOS). Petra fue redescubierta por Burckhardt en 1812.
Se halla en el fondo de un profundo circo, excavado por la acción del agua, sobre el flanco noreste, del monte de Hor. El circo y sus ramificaciones miden alrededor de 1.400 m. de longitud, y la anchura varía entre 225 y 450 m.
Está cerrado por unos escarpados acantilados de arenisca. La garganta principal se llama Wadi Mûsa, valle de Moisés, aunque no se conoce indicación alguna de que haya estado allí. Un arroyo atraviesa este lugar en sentido longitudinal.
Las rocas presentan coloraciones diversas, del rojo al pardo, púrpura y amarillo, lo que añade a la belleza del lugar. Allí se ven sepulcros, templos en ruinas, un anfiteatro, un arco de triunfo. La mayor parte de estos monumentos datan de la época romana.
Se hallan muchos edificios, algunos de ellos posiblemente anteriores a la época romana, sepulcros, casas, etc., tallados en las rocas cercanas a la ciudad. Sobre la cumbre del monte que domina la ciudad antigua se hallan vestigios del «lugar alto» en el que se celebraba el culto, y se ven ruinas de altares levantándose sobre las formaciones rocosas vecinas.
(b) (Heb.: «oración».) Tercer hijo de Judá y de una cananea: fundador de un clan (Gn. 38:2, 5, 11, 14, 26; Nm. 26:20).
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