Visión. Palabra que comúnmente traduce vocablos hebreos y griegos que se refieren a experiencias extáticas o de trances, principalmente de los profetas.
Ezequiel y Daniel descuellan en este sentido, pero parece haber sido un medio normal por el que los profetas recibían los oráculos divinos (Is 1.1; 21.2; Abd 1; Nah 1.1; Am 1.1; 2 S 7.4, 17; 2 Cr 9.29; Nm 24.4, 16; 12.6). Su ausencia deja a la comunidad sin dirección (1 S 3.1; Pr 29.18).
En el Nuevo Testamento los términos los utiliza principalmente Lucas (1.22; 24.23; Hch 2.17; 9.10; 10.3, 10ss; 12.9; 16.9; 18.9). Pablo, aunque se le considera un profeta, no da demasiada importancia a las visiones (1 Co 13.2; 2 Co 12.1ss).
Las circunstancias son diversas (Dn 10.7; Hch 10.3; Gn 46.12), pero se reciben especialmente en → Sueños (Nm 12.6; Job 4.13). La visión bíblica no es un simple trance místico, sino que va acompañada por la palabra que anuncia la voluntad de Dios, sea para las circunstancias del momento (Gn 15.1s; Hch 7.7) o su propósito final (Isaías, Juan).