Púrpura: Tinte que antiguamente los → fenicios obtenían del marisco murex. Extraían una glándula que al exprimirla segregaba un líquido lechoso, y este, expuesto al aire, adquiría los tintes del púrpura por un proceso de oxidación. Naturalmente, el costo de producción era muy elevado, y esto limitaba el uso de las prendas de púrpura a reyes, magnates y ricos. Tanto era así que llegó a ser sinónimo de realeza o de imperio. «Asumir la púrpura» significaba ocupar el trono del Imperio Romano. Los matices podían variar, según predominara el color rojo o azul, lo cual resultaba en violáceo o morado.
El uso de la púrpura por magnates se señala en las Escrituras en Jueces 8:26 y Ester 8:15, y de este uso derivó la burla de los soldados romanos al vestir de púrpura al «Rey de los judíos» (Marcos 15:17, 20; Juan 19:2, 5). Su empleo por los ricos y personas acomodadas se ilustra en Proverbios 31:22 y Lucas 16:19.
Como adorno sagrado se hallaba tanto en el tabernáculo como en el templo (Éxodo 25:4; 2 Crónicas 2:14; 3:14, etc.). Su riqueza sugiere la poética descripción del cabello de la esposa en Cantares 7:5. Su valor como mercancía se destaca en Apocalipsis 18:12, y aquí es fácil concluir que Lidia, comerciante de púrpura, era una persona acomodada (Hechos 16:14).
La simbólica → «Babilonia» fue vestida de púrpura antes de su destrucción (Apocalipsis 18:16). (→ colores; grana; escarlata; carmesí.)