Bosquejos para Predicar
Este viejo profeta con este extraño nombre tenía el secreto de una vida feliz. Y aquí está para ti: «Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos» , etc., «Con todo, yo me alegraré en Jehová». El significado es éste: Aunque los caldeos invadan la tierra y quemen las viñas y los olivos, estorben la siega, roben los rebaños y me priven de toda posesión terrenal; sin embargo me alegraré en el Señor. ¿Dirás tú esto, lo diré yo, en el día de la calamidad?
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«El gozo del Señor es vuestra fuerza». Las palabras finales de este profeta nos dan causa abundante para este gozo, porque su Dios es nuestro Dios.
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Cada cosa visible tiene el sello de la incertidumbre. Todos nuestros consoladores terrenales se marchitarán y morirán más tarde o más temprano. La misma faz de la naturaleza, aunque gobernada por una ley fija, está cambiando de continuo. Cambian los reinos y las naciones.
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Hay muchas preguntas que uno querría hacer aquí, pero, ¿quién puede responder a ellas? ¿Qué hicieron los marineros tras la tempestad, cuando habían echado por la borda sus mercancías? ¿Volvieron a Jope para volver a cargar? Si es así, la historia de la tormenta calmada echando a un profeta al mar habría circulado indudablemente muy deprisa, y quizá llegó a Nínive antes que el mismo Jonás.
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El mundo ha tenido en cada siglo a muchos hombres doloridos, pero solo ha habido un «Varón de Dolores». Los dolores del Hijo del Hombre fueron totalmente singulares y sin paralelo. El suyo fue el dolor de una singular:
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En comparación con «la justicia de Dios», por naturaleza «no hay justo, ni aún uno». El hombre verdaderamente justo es aquel cuyas iniquidades han sido perdonadas, cuya naturaleza moral ha sido «enderezada», y que ahora vive la vida recta. La bienaventuranza de tal hombre está aquí hermosamente retratada.
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Entre todos los Salmos, el vigésimo tercero es el favorito de muchos.
Beecher lo llamó el «Salmo alondra, pequeño y de plumaje poco vistoso, cantando tímidamente en la oscuridad; pero ¡ah! cómo llena el aire de todo el mundo de melodioso gozo». Después del Salmo de la Cruz viene el Salmo de la Vida y de plenitud de bendición. El camino de este peregrino es como la luz del albor, que va creciendo más y más hasta llegar al día perfecto.
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Las oraciones del Salmo precedente parecen hallar su cumplimiento en los primeros nueve versículos de este Salmo. El uno parece ser el perfecto complemento del otro, cuando se comparan versículo por versículo. «En tu salvación», dice él, «¡como se goza!»
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Por el encabezamiento de este Salmo aprendemos que fue escrito como un cántico de LIBERACIÓN. Los primeros tres versículos contienen una multiforme revelación y una multiforme obligación.
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