«MAS.» Pedro pasa, con evidente alivio, de la contemplación de la suerte de los que rechazan a Cristo a una cuestión más feliz y grata.
Contrasta la bendita posición del pueblo del Señor con la triste posición de las personas mundanas e inconversas. Sí, más aún, contrasta la actual gloria de la iglesia con la gloria perdida de Israel.