El pecado secreto de David estaba a descubierto delante de Dios. Lo mismo que el pecado de Caín y de Acán, ningún medio humano podía cubrirlo. El mensaje enviado por medio de Natán era singularmente idóneo, como lo son siempre los mensajes de Dios; y como Latimer y Knox, no temió el poder del rey.
La característica sobresaliente del cristiano es que tiene vida. No la vida común y natural de la carne, sino la nueva vida de Dios engendrada por el Espíritu, que lo hace nueva creación.
No tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los dominadores de este mundo de tinieblas, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes Ef. 6:12
Una gran promesa de un grande y fiel príncipe es un grande y valioso privilegio. Que Dios pronuncie tan solo una palabra, y su Palabra será indefectiblemente cumplida.
Una fe viva. Las obras son una evidencia de una fe verdadera y viva. Se declara aquí la posibilidad de una fe muerta. Así como un cuerpo vivo manifestará su vida en acción, así la fe viva moverá.
Si nosotros como obreros cristianos apreciáramos toda la importancia de la obra que se nos ha dado que hacer, seríamos más sensibles a nuestra propia ineptitud para ella, y más prontos a confesarla.
Los que mueren en el Señor mueren en su fuerza. En Él el ojo de nuestra esperanza nunca tiene por que oscurecerse, ni perder nunca el vigor la fuerza natural de nuestra fe.
Este prejuicio secreto, que es frecuentemente resultado del sectarismo, puede ser desconocido para nuestros compañeros, pero es conocido y sentido por el Espíritu Santo, y cuelga como velo entre su influencia y el alma.
La desobediencia como dolencia es un cáncer que llega hasta lo más hondo. La apariencia de salud y de integridad puede ser mantenida durante un tiempo, de la misma manera que se puede pintar el rostro de una persona con anemia perniciosa, mientras que no hay más que debilidad y desorden en el interior.
Para ser usados por el Espíritu Santo tenemos que ser separados del mundo, y totalmente rendidos a ÉL, como instrumentos preparados para su uso. Pero no debemos suponer que aquellos que permanecieron en Antioquía no estaban separados para Dios.